martes, 8 de diciembre de 2009

“Cleptocracia” poblana: el robo que los políticos no pueden ocultar y que muchos no quieren ver

Hoy Puebla se distingue por su “Cleptocracia” donde los líderes (¿a dónde están?) han dejado su lugar a los administradores del robo, el encubrimiento y la compra de conciencias. La mayoría de los políticos se han unido en un clan de ladrones que se cubren unos a otros y donde todos se sirven con la cuchara grande enriqueciéndose con nuestros impuestos.

No conozco a nadie pensante en esta ciudad que no sepa de veinte, treinta, cincuenta o más políticos que simple y llanamente no pueden ocultar el robo: eran pobres, hoy les sobran las hummers, los viajes, las franquicias, los terrenos, las haciendas. Su paso por el poder como secretarios, diputados, presidentes municipales, tesoreros y más deja una huella inocultable. La matemática no miente, el gobernante claramente roba: su sueldo completo de uno, dos o diez años atrás no paga lo que tiene. La auditoría no detecta nada, pues el dinero se otorga por debajo, como comisión por el favor recibido. La ley se escribe y aplica por el mismo clan y deja que el agujero siga presente. Legalmente nadie es ladrón, en la práctica sólo un buey no ve el robo.

No hay semana que no llegue una nueva evidencia del robo a la luz de todos: el cumpleaños o la boda del despilfarro en las revistas de sociales, la nueva residencia en La Vista y la puesta en venta de su humilde antigua residencia en el municipio que antes gobernó, el avión en Huejotzingo o Toluca, las fotos y videos en Youtube de los viajes de los hijos (el sueldo integro del funcionario no alcanza para pagar los boletos y hoteles del viaje del hijo, mucho menos del de los amigos).

Las historias de robo descarado te llegan del amigo, del columnista, del viejo amigo que saludas en la calle, todos tienen una historia que contar. Muchas puede que sean exageradas, pero la lana al final sale a la luz. Que si le regalaron al hijo el caballo más caro del país, que si compraron un Pent-House en Miami, que si ahora el cuñado, el hermano o la suegra (¡hasta ellas!) trae una Cayenne o está estrenando residencia o negocio.

La operación del robo es más que evidente, por más que compren a los medios la verdad termina por aflorar: construimos las vialidades más caras del país, colocamos letras doradas a un templo a la “justicia” con un costo de $90,000 cada una (cuando Puebla es irónicamente el peor lugar en justicia entre todos los estados), edificamos hospitales sin médicos pero con el costo de construcción más caro de México, presumimos centros logísticos que no funcionan, posponemos la inauguración de recintos expositores que inflan e inflan su costo cual globos aerostáticos mientras a sus obreros les rasuran el sueldo so pena de perder el trabajo. El antes pobre roba al hermano jodido.

Pasear por la nueva zona de Puebla es un recorrido por los testigos mudos del robo. Buena parte de las empresas, las residencias, los fraccionamientos y los negocios son producto del lavado de dinero producto de la corrupción. Es tanto el dinero robado que no bastan las casas y las camionetas, hay que “ponerlo a trabajar”. Así Puebla ve el nacimiento de nuevos edificios que saltan por uno y otro lado en una economía en decadencia donde el dinero fácil se destina a negocios que no hacen sentido. Los prestanombres sobran. Los “grandes empresarios” son artífices de la pinza faltante. Olvidan su conciencia por su incapacidad para hacer negocios lícitos. El liderazgo que algunos tenían se compró con algún puesto o contrato jugoso. La Puebla de hoy es la de la cleptocracia, el que no la vea simplemente se está haciendo buey.

Los mecanismos para combatir este grado de corrupción existen y funcionan muy bien cuando los ciudadanos deciden impulsarlos. Ya Dan Ariely y Francis Fukuyama nos dieron algunos lineamientos y acciones concretas para lograrlo en la Ciudad de las Ideas. Hablaremos de ellos en próximas entregas. Mientras tanto reflexionemos sobre la película de Puebla, su pasado, su presente y su futuro. ¿Realmente queremos que nuestros hijos vivan en la Puebla de hoy? Estamos a tiempo para cambiar el rumbo el próximo año.

5 comentarios:

  1. Absolutamente cierto Iñaki, hace falta que mas gente se ponga bien los pantalones para decir estas verdades de manera pública.

    Bueno volver a leerte.

    Miguel A. Méndez Rojas
    mmendezrojas@gmail.com

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  2. Excelente tu reflexión, pero qué podemos hacer los ciudadanos de a pie? estamos cansados de inconformarnos en cafés y pláticas interminables, necesitamos hacer algo, es urgente ponernos en acción

    José Edgardo
    jedgardororiguez@hotmail.com

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  3. Denunciar! Eso es lo que tenemos que hacer los ciudadanos de a pie. Muchas veces (como lo dice Iñaki) conocemos casos, somos testigos mudos y no hacemos más que, con complicidad, aceptarlo como si fuera normal, parte de nuestra realidad.
    Creo que la cultura de la denuncia es un primer paso, y si todos exponemos públicamente a esas ratas, tal vez (tal vez) les de verguenza y empiecen a moderarse o quien sabe, hasta la justicia se hace.
    Por ejemplo, a mi me gustaría denunciar los malos manejos administrativos y financieros que ocurren en el "Benemerito" Instituto Normal del Estado (BINE) (en el área de la licenciatura en educación preescolar) en donde hay profesores con tiempo completo que trabajan apenas unas 10 horas y el resto son descargas dizque por investigación (que no hacen) o por comisiones (que son falsas), que no tienen ni título de licenciatura (cuando todos deberían tener posgrado) y en donde las prebendas políticas y los favores para mantenerse dentro de alguno de los diversos grupos están a la orden del día. ¿Por qué lo permite Sr. Carmona?

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  4. Alza tu voz!

    http://yabastamexicanos.blogspot.com/

    Por un cultura de denuncia ciudadana.

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  5. Your blog keeps getting better and better! Your older articles are not as good as newer ones you have a lot more creativity and originality now keep it up!

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