martes, 26 de enero de 2010

¿Cómo evitar el desinforme que se avecina? ¡Con tinas!

“Yo desinformo que avanzamos, inauguramos, crecimos, construimos, invertimos, logramos…” ese será nuevamente el ritual que en unos días repita el desfile de cifras sin contexto de años anteriores. El logro indudable será el del dispendio en un ritual que poco dice y mucho cuesta. Un informe bien hecho presenta indicadores objetivos y significativos para el ciudadano sobre la situación actual y los avances y retrocesos en el tiempo. La metáfora se hace necesaria: para hacer un buen informe es necesario hablar de tinas y actualizaciones más frecuentes.


Una tina tiene un determinado nivel de agua que aumenta al abrir la llave y disminuye en función de cuánta se escapa por la coladera. Imagina pues un conjunto de tinas con distintos niveles de agua y sus respectivas llaves y coladeras abiertas, semiabiertas o cerradas. Cada tina representa temas como la seguridad, la situación económica, la superficie forestal, la población sana, la gente que sabe leer y escribir o la que cuenta con electricidad o drenaje. Hay tinas sobre la innovación estatal, el grado de transparencia en el gasto, la penetración del narco, la producción de alimentos o el empleo bien remunerado.

La situación actual es lo más relevante para el ciudadano y se determina por la cantidad, temperatura y calidad de agua en la tina. El flujo es mucho menos relevante pero es el que típicamente abunda en los informes. El flujo es producto del agua que agregas menos la que se pierde en la coladera. El informe sólo presume el agua que se agrega, ignora la que se pierde.

El desinforme típico presume: “compramos tantas patrullas, se dieron miles de horas de capacitación, se detuvieron a tantos delincuentes, se inauguraron tantos hospitales, se invirtieron tantos millones, se produjeron tantas toneladas, se tuvieron decenas de misiones comerciales, se atendieron cientos de solicitudes de información…” Basta ver los “avances” del desinforme para confirmar que sólo se presumen flujos de llenado de tina. ¿Alguna vez has escuchado algo como “se perdieron tantas hectáreas de bosque, los enfermos viajaron tantas horas por no ser atendidos en el hospital, el mal diseño del sitio evitó que se hicieran tantas preguntas, los secretarios perdieron tanto tiempo en comidas, se usaron tantas patrullas para llevar despensas, se tiraron a la basura tantos libros, se hicieron tantos viajes en camiones vacíos, se invirtió tanto en células logísticas en desuso”? Las coladeras nunca son parte del reporte.

Pero incluso si el informe reporta los flujos positivos y negativos (llenado y fuga) la información es irrelevante si ésta no se acompaña del nivel de agua y capacidad de la tina. La cantidad de agua que agregas no te dice nada del tamaño y nivel de la tina. No es lo mismo agregar un litro de agua por minuto a una tina de 100 litros llena a la mitad que a una casi vacía con capacidad para 100,000 litros: la primera la llenas en menos de una hora mientras que la segunda te llevará varios días. Aquí se vuelve relevante el porcentaje y el nivel máximo posible. Así al decir “dimos trabajo a tantos jóvenes el último año” (flujo) debemos acompañarlo de “que son la mitad de los que buscaban trabajo en el estado”. De forma similar no es lo mismo decir “sembramos tantas hectáreas de maíz” si estás en Puebla que en Chihuahua: la cifra por sí sola no te dice nada, lo relevante es qué porcentaje de la superficie cultivable se sembró y qué productividad se alcanzó por hectárea respecto a otros estados.

Un buen informe se enfocaría en los niveles de las tinas relevantes para la población. El presumir “construimos tantos hospitales” no revela nada significativo para el ciudadano, éste esperaría escuchar: “En este año logramos que hubiera clínicas a menos de 30 kilómetros de cualquier ciudadano con médicos suficientes y capaces para atender a todos lo que lo necesitaban en menos de 2 horas” (apuesto lo que quieras a que el desinforme omitirá mencionar que en el año reportado no hubo sueldos para varios médicos durante varias semanas, ni que construimos los hospitales más caros del país por metro cuadrado, ni que gente de Tlacotepec de Porfirio Díaz con un hospital en sitio tuvo que perder días enteros para atenderse en Tehuacán pues en su hospital no tenían ni los médicos, ni los aparatos, ni las medicinas necesarias).

Finalmente con el avance tecnológico los cortes anuales se vuelven cada vez más irrelevantes. Un buen informe cobra vida con información de las tinas actualizada prácticamente en tiempo real. Un gobernante que presume sus “avances” no puede menos que aspirar a tener información en línea y actualizada frecuentemente sobre seguridad, transparencia, salud, vialidad, empleos y más al alcance de todos. Hoy en Puebla los indicadores en línea no existen ni siquiera para el ritual anual. Hoy los “avances” no son más que simples llaves abiertas que se presumen sólo en vallas y rituales costosos para adorar al tlatoani en turno. Los niveles, calidad y capacidad de las tinas están secuestrados en los escritorios de unos cuantos.

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