El gran pendiente intangible: lo sufre el gobierno, lo padece la IP
Arrastramos quizá un legado de nuestros antepasados: en nuestra región se prioriza lo tangible, se invierte en lo que luce, nos complace la obra. Así como en tiempos prehispánicos el mayor esfuerzo se destinaba a construir pirámides, en la conquista a edificar iglesias, ahora seguimos el mismo rito pero “modernizado”. Lo que se aplaude, lo que se presume es la obra visible. El intangible que ahora transforma al mundo apenas y se contempla.
Típica noticia de nuestros días: “se invirtieron tantos millones en adquisición de patrullas”. Nunca hay un encabezado sobre los programas que debería de haber en capacitación de la policía. No se ven fotos de lugares de entrenamiento, de campos de tiro, de sedes para evaluar la honestidad de los policías. Si eso prácticamente no se hace, mucho menos existen recursos para programas preventivos como dar actividad a los jóvenes al salir de clase (previniendo el delito de forma mucho más efectiva como se ha demostrado plenamente en otros lados y a un costo mucho, pero mucho menor). Hay patrullas, pero no hay gasolina. Hay uniformes con sujetos incapaces: al interactuar con ellos apenas y saben resolver problemas. Hay pistolas, pero no hay balas; hay pistolas, pero no un entrenamiento para usarlas. Hay macanas, pero no se sabe cuándo y cómo someter al delincuente (excepto a los típicos madrazos que luego salen en la prensa).
Hoy es políticamente muy rentable mostrar no sólo fotos de zócalos llenos de patrullas, sino también de nuevos hospitales, carreteras, edificios y demás obras visibles. Sale la foto del nuevo hospital, pero… ¿qué tiene adentro? ¿quién lo atiende? ¿hay medicamentos? Si vas a Zapotitlán de Méndez hay un flamante hospital, pero ningún médico capaz que te atienda. Si vas a distintos hospitales de gobierno en nuestra capital a recibir la muy publicitada “vacuna contra la influenza” no hay en inventario a menos de que seas compa del director. Hay dinero para publicidad, pero no para las vacunas.
Sale la foto del nuevo hospital, pero… ¿qué tiene adentro? ¿quién lo atiende? ¿hay medicamentos?
El fenómeno se replica en otros ámbitos: en la Sierra Norte se construyen varias nuevas carreteras, pero las existentes que las conectan están destrozadas (por ejemplo la Inter-serrana). Es más visible invertir en algo nuevo, que mantener algo existente. Se han inaugurado varias plantas de tratamiento, pero seguramente los químicos para los procesos no llegan: el Atoyac sigue igual de puerco y apestoso.
Se invierten millones en la vialidad más cara de México por kilómetro (la vía Atlixcáyotl), pero no se invierte aunque sea un poquito en planeación de tiempos y procesos para terminarla rápidamente (es increíble que en la mitad que tomará relaminar esta vialidad un rector haya construido todo un complejo universitario).
Construimos un templo a la justicia con Ciudad Judicial, pero somos el peor estado en legalidad (medido muy profesional y objetivamente por el IMCO: Instituto Mexicano de la Competitividad). Se invierte en edificios, pero se olvida la inversión “invisible” para reformar las leyes y ofrecer juicios orales, para capacitar a los empleados, para establecer sistemas que fomenten la eficiencia. Toda la inversión en lo intangible como no sale en la foto “pues que se haga luego”.
Construimos un templo a la justicia con Ciudad Judicial, pero somos el peor estado en legalidad
Y la iniciativa privada no canta mal las rancheras
Cuatro años como profesor en la Udla vi como se compraron “segways” de miles de dólares (los patines eléctricos de los policías), vi como se construyeron nuevos edificios, vi mucha inversión en lo “visible”. Pero el corazón de la universidad: la enseñanza “intangible” se olvidó: en cuatro años hubo literalmente sólo una tarde destinada a capacitar a profesores de tiempo parcial. Hoy la Udla está intentando levantarse de tanto tiempo de abandono a los intangibles.
El fenómeno se da en muchas empresas: la llantera donde el que atiende no te sabe decir las diferencias entre llantas, el funcionario de Telcel que te miente al describir las posibilidades del producto, el funcionario de Bancomer que falla al cumplir lo prometido, la empresa Invergroup que gasta millones para anunciarse, pero que incumple dos veces seguidas en la cita pactada para invertir con ellos.
El gobierno y muchas empresas se gastan millones para cambiar fachadas, para presumir lo visible, pero atrás están sostenidas con palillos: no hay los intangibles indispensables para soportar la operación. La capacitación, la planeación, el mantenimiento, el entrenamiento, los sistemas son fundamentales, pero poco valorados. Es hora de darle al intangible su verdadero valor: sin ellos todos sufrimos las consecuencias tarde o temprano.
Da gracias de que no llegaron los de invergroup para la supuesta inversion, este tipo de empresas no estan reguladas por la comision nacional bancaria y de valores, asimismo no estan autorizada para captar dinero del publico inversionista, es una inversion con muy alto riesgo que tu asumes, ¿ porque no financian a traves de los bancos sus proyectos inmobiliarios? Porque les van a solicitar criterios para ser elegibles como son buro de credito, acta constitutiva, estados financieros, proyecto de inversion?, los pequeños inversionistas que son los que financian piden estos requisitos??, por eso es el riesgo.
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