Las universidades como agente transformador: los retos y estrategias que están faltando
Probablemente la única institución que puede ser un punto de inflexión en la vida de un individuo es la universidad. Lo viví en carne propia con un compañero de la universidad: iba a ser pandillero en Netzahualcóyotl cuando apenas iniciaba secundaria, pero su papá se fue de mojado a Estados Unidos y semanas después se llevó a toda su familia. En la secundaria pública – ya en Estados Unidos – vieron que tenía talento y lo fueron ubicando en clases avanzadas. Al final ingresó a MIT donde se convirtió no sólo en un destacado ingeniero de software en Silicon Valley, sino en una persona íntegra que contribuye con su comunidad. Historias como éstas suceden todos los días en las mejores universidades del mundo, pues han entendido su papel como agente social para transformar el curso de un individuo… En Puebla las universidades están dando algunos pasos, pero todavía falta mucho, he aquí algunos retos y sugerencias.
Necesitamos que las universidades puedan graduar a…
- Profesionales vs. Profesionistas: cualquier graduado es un “profesionista” pero en general la mayoría dista mucho de ser profesional al ejercer su profesión. Desde el arquitecto que no cumple en tiempo y forma, el diseñador que no puede hacer un buen folleto a la primera (tuve un graduado que al pedirle mandar hacer unas tarjetas me dijo “que no se lo habían enseñado en la universidad”), el abogado que no sabe litigar y muchas pero muchas historias de incompetencia y falta de profesionalismo.
- Ciudadanos participativos, no sólo trabajadores: hoy más que nunca México necesita gente pensante, que opine, que se involucre. Necesitamos jóvenes que se preocupen por la rampante corrupción, que hablen, que exijan, que denuncien y no que sólo se limiten a ir al antro, a su trabajo y a juntarse con los amigos. Las sociedades requieren individuos comprometidos y participativos.
- Graduados con valores, habilidades y talentos, no sólo conocimientos: la gran mayoría de las universidades están cumpliendo con enseñar conocimientos específicos, pero muy pocas están detonando los talentos (la UPAEP acaba de iniciar), fomentando las habilidades como comunicación, colaboración, uso de tecnologías (el TEC destaca en este tema), y los valores como la honestidad, la ética, la responsabilidad y la puntualidad, entre otros. Algunas universidades pregonan el impulso a los valores (Ibero y Anáhuac), pero no hay un enfoque sistémico decidido en ninguna para tener alumnos que aprendan y ejerciten los cuatro frentes por igual.
Necesitamos que las universidades tengan…
- Procesos sistematizados con calidad garantizada: el ADN se distribuye uniformemente en todo el mundo: hay gente talentosa y gente limitada. Los graduados replican el patrón. Hoy muchos “profesionistas” que simplemente no deberían haberse graduado, tienen un título entregado más por pagar las colegiaturas que por un entrenamiento profesional aprobatorio. Muchos al salir simplemente deberían estar reprobados. El reto entonces es que cualquier alumno que ostente un título tenga un sello de garantía. La universidad debe concebirse como un agente transformador con calidad asegurada (y no con finanzas aseguradas como 1ª prioridad). Los buenos profesores tampoco deben ser producto del ADN. El entrenamiento y garantía de un nivel profesional debe formar parte de la exigencia tanto del alumno como del profesor.
- Currícula pertinente y actualizada a los retos de hoy: es increíble que los trabajos mejor pagados del mundo a diseñadores gráficos sean para sitios tipo web 2.0 (interactivos) y para la arquitectura de información. De cientos de graduados en diseño gráfico o de información en Puebla ninguno sale con este tipo de conocimientos… Ninguna universidad en México está graduando comunicólogos entrenados en redacción para web, ningún alumno graduado de los tecnológicos sabe aplicar las últimas tecnologías en las empresas (como Google Apps). Todos saben hacer carteles, folletos, usar Office y en general resolver necesidades del siglo XX, pero lo que hoy requiere el mundo simplemente se omite en casi cualquier programa académico. Para colmo los tiempos para cambiar la currícula son del orden de cinco años o más. El acercamiento de la academia con el mundo de hoy es un reto impostergable y la currícula y las reglas de actualización deben romper paradigmas para transformarse casi en tiempo real.
- Cultura universitaria de ética y trabajo: quizá el tema más preocupante a transformar es la cultura de impuntualidad, entregas a destiempo, plagio y complicidad entre alumnos y profesores para hacer menos trabajo. No hay alumno que llegue a su campus para descubrir que el profesor llegó tarde o de plano no fue. No hay hora de clase en la que algunos intenten negociar menos trabajo y entregas para después. No hay carrera en la que falte la copia en el examen, las firmas de prácticas profesionales con el papá del amigo y ó la hechura de tesis patito. Estamos inmersos en una cultura de hacer el menor esfuerzo donde el alumno hace “como que aprende” y el profesor hace “como que enseña”.
Quizá el tema más preocupante a transformar es la cultura de impuntualidad, entregas a destiempo, plagio y complicidad entre alumnos y profesores para hacer menos trabajo.
Los rectores no lo ven y si lo ven están haciendo muy poco, los profesores lo toman como un hecho, los padres de familia no exigen, la sociedad no cuestiona… Al final todos acabamos preguntándonos el porqué del narco, de la corrupción, de la falta de competitividad. Te invito a sugerir (en Puebla hay mucho talento) y a las universidades las invito a escuchar (con gusto las ayudamos con sugerencias muy puntuales) para ser lo que deben ser: instituciones que realmente coadyuven en la transformación de nuestro futuro graduando ciudadanos profesionales, íntegros, cultos e involucrados.
totalmente de acuerdo
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